dejé correr el tiempo
ignorando las alarmas durante siglos silenciadas
pensando que me pertenecía, que estaría ahí para mí
cuando yo quisiese cogerlo;
ahora alargo las manos de forma torpe mientras una mujer me mira desde la distancia
y aprieta los resortes necesarios para despedazarme poco a poco,
para dejarme llorando en un rincón de la habitación
esperando,
esperando,
esperando.
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